Una de las más recientes terapias para tratar las lesiones deportivas se basan en la utilización de lo que se denomina factores de crecimiento. Se trata de unas proteínas que permiten la diferenciación entre células dañadas y células en perfecto estado, las cuales actúan como "células madre", interviniendo en la recuperación rápida de los tejidos lesionados. Se llaman así porque son células que intervienen directamente en el crecimiento del tejido óseo, pero se descubrió que podían tener también un uso terapéutico. Esta terapia proviene del campo de la odontología, ya que el objetivo inicial era conseguir regenerar hueso para hacer viable la colocación de implantes dentales en las operaciones de reconstrucción de la boca, pero con el tiempo la técnica se extendió al campo de la traumatología con un resultado espectacular.
Los avances en el tratamiento de las lesiones deportivas van paralelos a los que se producen en el ámbito de la ciencia en general y de la traumatología en particular. Las terapias que emplean factores de crecimiento se basan en infiltraciones de plasma rico en plaquetas, las cuales facilitan la recuperación de las partes blandas del hueso y sus estructuras anexas, como cartílagos, tendones y ligamentos. También se ha demostrado su utilidad en el tratamiento de lesiones de larga duración, como la fascitis plantar o la periostitis, que como sabemos son estructuras también cercanas al hueso.

La técnica consiste en la utilización de sangre del propio paciente, la cual se procesa con una maquinaria especial para obtener un plasma rico en plaquetas que posteriormente se infiltra en la zona que se va a tratar. A partir de ahí la zona dañada empieza a cicatrizar y al cabo de siete días existe un número de células reparadoras cuatro veces superior que si se hubiera seguido un procedimiento normal. La recuperación se multiplica aproximadamente por tres, de modo que una lesión que antes tardaba tres meses en curarse, con esta terapia lo haría en un solo mes.
Los avances en el tratamiento de las lesiones deportivas van paralelos a los que se producen en el ámbito de la ciencia en general y de la traumatología en particular. Las terapias que emplean factores de crecimiento se basan en infiltraciones de plasma rico en plaquetas, las cuales facilitan la recuperación de las partes blandas del hueso y sus estructuras anexas, como cartílagos, tendones y ligamentos. También se ha demostrado su utilidad en el tratamiento de lesiones de larga duración, como la fascitis plantar o la periostitis, que como sabemos son estructuras también cercanas al hueso.

La técnica consiste en la utilización de sangre del propio paciente, la cual se procesa con una maquinaria especial para obtener un plasma rico en plaquetas que posteriormente se infiltra en la zona que se va a tratar. A partir de ahí la zona dañada empieza a cicatrizar y al cabo de siete días existe un número de células reparadoras cuatro veces superior que si se hubiera seguido un procedimiento normal. La recuperación se multiplica aproximadamente por tres, de modo que una lesión que antes tardaba tres meses en curarse, con esta terapia lo haría en un solo mes.
No obstante, según los expertos es conveniente diferenciar entre las lesiones accidentales, que se producen durante la práctica deportiva, y otras específicas, que se producen por su práctica continuada, generalmente asociadas a traumatismos de repetición y relacionadas con factores intrínsecos al sujeto, como arquitectura del pie, técnica de carrera, cambio repentino en la frecuencia o intensidad del entrenamiento, sobrepeso, etc. Esta novedosa técnica se emplea ya en deportistas de élite o futbolistas profesionales, aunque dado su alto coste (ronda los 300€ la sesión) aún está muy lejos de ser usada sistemáticamente entre aficionados o en el deporte amateur.
NOCTURNIS ONE. pulisa