Nocturnis en la UTMB

TRAS LA PARTICIPACIÓN DE NOCTURNIS EN UNA DE LAS CARRERAS MÁS PRESTIGIOSAS DEL MUNDO, PROCEDO A HACER LA CRÓNICA QUE ME HAN PEDIDO TENGA CARÁCTER ÉPICO.

2.220 años hace que Aníbal Barca, general cartaginés, con 38.000 infantes, 8.000 jinetes y 37 elefantes cruzaron Los Alpes. Fue en octubre, con las cimas y valles nevados, y todavía no se había inventado el Gore-tex. 10.000 cartagineses, galos e hispanos murieron y sólo sobrevivió un elefante, los buitres alpinos engordaron bien ese año. De todas maneras se coló en Italia y les dio la del pulpo a los romanos durante una temporada.

Desde hace diez años un montón de locos se reúnen más al norte y ponen a prueba sus condiciones físicas y mentales alrededor del Mont-Blanc, en una competición que discurre entre Francia, Italia y Suiza a finales de agosto; eso sí, con ropa técnica de alta gama y avituallamientos de categoría.

GRUPO ÉLITE

Allí decidimos los Nocturnis apuntarnos como “Club Montaña Chiclana” (nuestro segundo club) eligiendo la carrera CCC (Courmayer, Champex, Chamonix) de 100Kms y 6.000 metros de desnivel positivo. Fue hace casi un año en la convivencia del Club, cuando El Boticario nos metió el gusanillo en el cuerpo. Cinco elefantes nocturnos acudimos a la cita para cruzar Los Alpes.

Ha sido un año de preparación y acopio de material técnico, de salidas a grandes carreras de montaña, de entrenamiento por dunas y las duras cuestas de Vejer de la Frontera. Tras meses de dudas, incertidumbre, desánimos, trifurcas familiares y de alguna cervecita en Pinto, pudimos comprobar si las subidas por las escarpadas y técnicas veredas de Vejer fueron un entrenamiento adecuado.
 

Días previos a la salida vimos como iba empeorando la climatología en la zona alpina. La tita Yeye nos dio los últimos consejos y nos elevó la moral, de ello que nos dimos cuenta una vez en el apartamento de Chamonix, y la tita Isabel nos pasaba lista del material obligatorio, haciendo hincapié en el DNI. Desde la terraza nos sentimos enanos ante las inmensas cumbres del rey de las montañas europeas (El Mont-Blanc) el sentimiento de "cague" iba aumentando por minutos. Para relajarnos y tranquilizarnos, un paseíto por las tiendas glamurosas de Chamonix que nos dejó con caras de tontos. Por allí caminaban otros competidores con pinta de superhombres que nos hacían sentir pardillos, y aun peor durante la recogida de dorsales...

A las diez de la mañana del "día D", tras pasar los 12 Kms del túnel Du Mont-Blanc, Romorgo, Boticario, Lolo, Canino y Ppnz, nos encontramos en la parilla de salida mientras. Sonaban avisos de las extremas condiciones invernales que nos íbamos a encontrar junto a las épicas notas de la música de Vangelis. Y allí estábamos todos acojonadillos sin saber si habíamos elegido bien la equipación. Pistoletazo de salida...; al ataque…, miles de cencerros y campanas del público jalearon el acontecimiento. Comenzamos a subir, subir, subir..., mientras una serpiente interminable de corredores iba haciendo zig-zag hacia la primera cumbre. Impresionantes vistas de los valles y las cimas que nos dejaban boquiabiertos..., la emoción hacía que no sintiéramos cansancio.

Y así, montaña tras montaña, valle tras valle, fuimos superando todo el recorrido. Frío, nieve, barro, puentes, ríos... El tiempo cada vez peor, el viento cada vez más fuerte, la nevada impresionante, todo ello superado por la belleza de los parajes que atravesábamos, de los pueblos de cuentos de hadas...; kilómetro tras kilómetro hasta el ocaso, cuando las nubes que tapaban la luna llena descargaban sobre los elefantes nocturnos de Aníbal.

A pesar de ir casi juntos íbamos esperándonos en los surtidos avituallamientos, sin parar demasiado para combatir la hipotermia. En La Fouly nos esperaba la tita Isabel con los DNI que con el carajón nos habíamos olvidado. Y en la subida a Bovine, de noche, la nieve sobre la luz de los frontales nos obligaba a mirar hacia abajo... En ese instante, al levantar la mirada me encuentro a un metro el culo de una vaca suiza negra a la cual casi le doy un beso, al esquivarla casi choco con los cuernos de la compañera, risas para un buen rato que nos hizo olvidar que teníamos los dedos de las manos y los pies congelados. El barro me hizo dar las primeras culadas y bajar el ritmo en los descensos. Las baterías de los frontales se agotaban. Fue cuando El Boticario se despegó del grupo que ya había dejado anteriormente al martillo pilón de Romorgo, que dudaba más en las bajadas.

Comenzamos a vernos como finishers, ya casi estaba superado todo pero aun nos quedaban kilómetros de goma, de esos que el cansancio y el frío hace interminables. Por fin empezamos a atravesar las calles de Chamonix, el público animando, tita Isabel esperando con la cámara y allí estaba la ansiada meta. Ya Boticario la había atravesado de la mano de su familia. Canino, Lolo y yo nos lanzamos por nuestro premio de finisher, no cabíamos en sí de gozo. Entramos los tres enlazados y nos hicimos las fotos oficiales. Y por fin subimos fingidamente al podium para hacernos la gran foto con el ansiado chaleco. Poco más tarde, el martillo pilón a su ritmo también consiguió su premio, por lo que a diferencia de los cartagineses los Nocturnis consiguieron su objetivo sin baja alguna.

Y AQUÍ LAS FOTOS

Ppnz-E