domingo, 12 de mayo de 2013

Soy un maltratador

Lo reconozco, soy un verdadero maltratador. Durante años he maltratado a mis sucesivas parejas. He sido muy duro con ellas y las he sometido a  continuas palizas. Las he pisoteado, ahogado, apretado... Pero ahora pienso en ellas y me arrepiento profundamente, siempre me trataron bien. Solo he recibido  satisfacciones, pero yo, vil asesino, he descargado mis frustraciones sobre ellas, he descargado mi peso sobre ellas infinitas veces,  sobre ellas me he aligerado, pero lo peor es que he sentido placer al hacerlo. Además soy un desagradecido, no he sabido valorar los buenos ratos que me han hecho pasar, les he respondido a golpes, y al final, cuando han perdido su juventud, cuando su deterioro físico por el maltrato se ha hecho evidente, las he arrumbado en  un profundo garaje a pudrirse, y las he sustituido  por una pareja más joven.

Pero…, esta última compañera de viaje ha sido diferente, no sé como ha podido pasar, sólo sé que ha sucedido, me ha conquistado, las miro y  reconozco lo malvado que he sido durante años. Sobre ellas he cometido las mayores atrocidades, pero soy duro y no puedo volverme atrás,  no se le puede dar la vuelta al tiempo. Sé que en el fondo todas han disfrutado, pues no han hecho más que cumplir con su destino, me han acompañado a todas partes sin protestar, jamás se han quejado ni me han hecho daño alguno, y oportunidades han tenido; tantos kms con ellas y jamás me  han provocado una rozadura. Sé que están orgullosas de haberme servido porque saben que les he exigido al máximo y les he sacado todo el rendimiento posible.

Ahora, al ver mi última pareja de Trabuco, tantos recuerdos vienen a la cabeza... Esas montañas de la Sierra de Cádiz en Bandoleros, esas pistas interminables de los 101 de Ronda, esas carreras por los caminos sevillanos, y sobre todo...,  la nieve y los pueblos de los Alpes en la CCC.

Sólo puedo decirte gracias, pero  tengo que guardarte en el  arcón de las zapatillas olvidadas. Tengo que cambiarte por otras  nuevas, porque al  final has dejado que mi dedo gordo salga fuera. Pero estas últimas Trabuco siempre tendrán un lugar en mi corazón y como homenaje les daré una última paliza en Sao Mamede. Sólo puedo prometerte que a las próximas les haré más daño si cabe, porque aunque sea un sentimental siempre seré un maltratador de babuchas de carreras por montaña.

Ppnz

4 comentarios:

  1. No pretendo herir suceptibilidades, todo el respeto del mundo y todo mi apoyo a cualquier ser maltratado.

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  2. ¡Qué susto! Crei que te referías a tu también sufridas piernas y la cosa sonaba a epitafio, tras tu incipiente lesión de gemelo. Pero veo que no, que estás fuerte, pues ya anuncias que le darás el último adios a tus babuchas en Sao Mamede. Ahora puedo dormir tranquilo.

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  3. Anónimo17:34

    ROMORGO DICE: Socio en ese aspecto todos somos maltratadores deportivos de zapatillas, pero lo que empezo como un susto al leer el artículo termino y cachondeo puro... como siempre. Metefórico.. pero cachondo

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  4. Perico0:01

    Ppnz, en el fondo las queremos.....maltratar (a nuestras zapatillas) sin efectuar distinciones. Ya pueden ser viejas o jovencitas, nos da igual. Entramos en el perfil de obsesos compulsivos. Buena crónica.

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