Lo reconozco, soy un verdadero maltratador. Durante años he
maltratado a mis sucesivas parejas. He sido muy duro con ellas y las he
sometido a continuas palizas. Las he
pisoteado, ahogado, apretado... Pero ahora pienso en ellas y me arrepiento
profundamente, siempre me trataron bien. Solo he recibido satisfacciones, pero yo, vil asesino, he descargado mis frustraciones sobre
ellas, he descargado mi peso sobre ellas infinitas veces, sobre ellas me he aligerado, pero lo peor es
que he sentido placer al hacerlo. Además soy un desagradecido, no he sabido valorar los buenos
ratos que me han hecho pasar, les he respondido a golpes, y al final, cuando
han perdido su juventud, cuando su deterioro físico por el maltrato se ha hecho
evidente, las he arrumbado en un profundo
garaje a pudrirse, y las he sustituido
por una pareja más joven.
Pero…, esta última compañera de viaje ha sido diferente, no
sé como ha podido pasar, sólo sé que ha sucedido, me ha conquistado, las miro
y reconozco lo malvado que he sido durante años. Sobre
ellas he cometido las mayores atrocidades, pero soy duro y no puedo volverme
atrás, no se le puede dar la vuelta al
tiempo. Sé que en el fondo todas han disfrutado, pues no
han hecho más que cumplir con su destino, me han acompañado a todas partes sin
protestar, jamás se han quejado ni me han hecho daño alguno, y oportunidades
han tenido; tantos kms con ellas y jamás me
han provocado una rozadura. Sé que están orgullosas de haberme servido
porque saben que les he exigido al máximo y les he sacado todo el rendimiento
posible.
Ahora, al ver mi última pareja de Trabuco, tantos recuerdos
vienen a la cabeza... Esas montañas de la Sierra de Cádiz en Bandoleros, esas
pistas interminables de los 101 de Ronda, esas carreras por los caminos
sevillanos, y sobre todo..., la nieve y los
pueblos de los Alpes en la CCC.
Sólo puedo decirte gracias, pero tengo que guardarte en el arcón de las zapatillas olvidadas. Tengo que
cambiarte por otras nuevas, porque al final has dejado que mi dedo gordo salga
fuera. Pero estas últimas Trabuco siempre tendrán un lugar en mi corazón y como
homenaje les daré una última paliza en Sao Mamede. Sólo puedo prometerte
que a las próximas les haré más daño si cabe, porque aunque sea
un sentimental siempre seré un maltratador de babuchas de carreras por montaña.
Ppnz
No pretendo herir suceptibilidades, todo el respeto del mundo y todo mi apoyo a cualquier ser maltratado.
ResponderEliminar¡Qué susto! Crei que te referías a tu también sufridas piernas y la cosa sonaba a epitafio, tras tu incipiente lesión de gemelo. Pero veo que no, que estás fuerte, pues ya anuncias que le darás el último adios a tus babuchas en Sao Mamede. Ahora puedo dormir tranquilo.
ResponderEliminarROMORGO DICE: Socio en ese aspecto todos somos maltratadores deportivos de zapatillas, pero lo que empezo como un susto al leer el artículo termino y cachondeo puro... como siempre. Metefórico.. pero cachondo
ResponderEliminarPpnz, en el fondo las queremos.....maltratar (a nuestras zapatillas) sin efectuar distinciones. Ya pueden ser viejas o jovencitas, nos da igual. Entramos en el perfil de obsesos compulsivos. Buena crónica.
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