Ahora que hay que lucir pies con las chanclas veraniegas nos damos cuenta que tenemos varias uñas negras. Las uñas de los pies se ponen de este color cuando los dedos rozan de forma continua contra la parte delantera de la zapatilla, lo que suele ocurrir de forma más acusada en los descensos, de ahí que los corredores de montaña sean los más vulnerables a esta afección. Cuando este roce o presión se alarga en el tiempo, se produce bajo la uña el típico hematoma. La diferencia es que debajo de la uña la sangre se acumula y el hematoma no se deshace al mismo ritmo que en otros lugares, por lo que se produce cierta molestia, cuando no dolor. El siguiente paso será, con toda probabilidad, perder la uña, lo que acarreará más problemas si no acudimos a un podólogo. Éste, por regla general, procederá a agujerear nuestra uña, de forma que la sangre acumulada se libere. Una vez realizado este proceso, se desinfecta y venda el dedo para que se recupere totalmente.
En cualquier caso, para poder evitar este problema lo primero es concienciarse del calzado que debemos usar. Éste no debe ser demasiado apretado, pero tampoco demasiado holgado, ya que esto nos provocaría otro tipo de problemática. En el caso concreto de corredores de montaña, estas zapatillas suelen venir con una protección delantera más rígida, por lo que el golpeo de los dedos con esta zona del calzado suele ser más traumática. Si a esto le añadimos que en los descensos los dedos sufren más, podemos asegurar que es un problema que alguna vez en su carrera afectará a prácticamente todo corredor. Este problema se puede solucionar protegiendo nuestros pies con unos buenos calcetines; estos nos deben proporcionar un acolchado extra en la zona delantera, que haga que nuestros dedos vayan más protegidos. En el caso de carreras de larga distancia, es normal que los calcetines vayan perdiendo sus propiedades con el paso de los kilómetros, por lo que no es mala opción cambiárselos en el transcurso de la prueba al menos una vez y, a poder ser, antes de descensos acusados.
Asimismo, debemos llevar a cabo una cuidadosa higiene y cuidado de los pies en general y las uñas en particular. Estas deben recortarse a menudo, ya que cuanto más largas sean más probabilidades hay que rocen contra el calzado. Eso sí, tampoco hay que recortarlas demasiado. Además debemos limpiarlas cuidadosamente después de cada entreno, especialmente si éste ha sido en condiciones húmedas, con barro, agua o nieve. Adaptado de carreraspormontana.com
En cualquier caso, para poder evitar este problema lo primero es concienciarse del calzado que debemos usar. Éste no debe ser demasiado apretado, pero tampoco demasiado holgado, ya que esto nos provocaría otro tipo de problemática. En el caso concreto de corredores de montaña, estas zapatillas suelen venir con una protección delantera más rígida, por lo que el golpeo de los dedos con esta zona del calzado suele ser más traumática. Si a esto le añadimos que en los descensos los dedos sufren más, podemos asegurar que es un problema que alguna vez en su carrera afectará a prácticamente todo corredor. Este problema se puede solucionar protegiendo nuestros pies con unos buenos calcetines; estos nos deben proporcionar un acolchado extra en la zona delantera, que haga que nuestros dedos vayan más protegidos. En el caso de carreras de larga distancia, es normal que los calcetines vayan perdiendo sus propiedades con el paso de los kilómetros, por lo que no es mala opción cambiárselos en el transcurso de la prueba al menos una vez y, a poder ser, antes de descensos acusados.
Asimismo, debemos llevar a cabo una cuidadosa higiene y cuidado de los pies en general y las uñas en particular. Estas deben recortarse a menudo, ya que cuanto más largas sean más probabilidades hay que rocen contra el calzado. Eso sí, tampoco hay que recortarlas demasiado. Además debemos limpiarlas cuidadosamente después de cada entreno, especialmente si éste ha sido en condiciones húmedas, con barro, agua o nieve. Adaptado de carreraspormontana.com
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