jueves, 18 de marzo de 2010

Superar el muro

La principal fuente de energía de nuestros músculos es el ATP (adenosin trifosfato) que proviene de la degradación del glucógeno (sanguíneo, muscular y hepático), mediante un proceso bioquímico denominado glucogenolisis. El glucógeno presente ya en la sangre se agota enseguida, en cuestión de minutos, siendo necesario un nuevo aporte energético proveniente del glucógeno almacenado en los músculos y en el hígado. Gracias a ello podemos llevar a cabo esfuerzos prolongados, aunque de intensidad moderada, mediante nuestro sistema aeróbico. Sin embargo, este almacén energético es limitado, por lo que en esfuerzos demasiado prolongados, como puede ser una maratón, llega a agotarse por completo ("pájara" del deportista). Entra entonces en juego un nuevo sistema de producción de energía, esta vez a partir de las grasas almacenadas en nuestro organismo, mediante un nuevo proceso conocido como glucogénesis. Cuando se pone en marcha el atleta nota un cambio repentino en el ritmo, rendimiento físico e incluso calidad de la carrera. Se dice entonces que se ha topado con la pared o el muro, y en el mundo anglosajón se hace referencia al "oso que te atrapa por la espalda". Es como, utilizando un símil, pasáramos de una gasolina súper (A) a una gasolina normal (B), de inferior categoría. Pero podemos minimizar ese cambio, llegando incluso a conseguir que pase desapercibido.


Ello se consigue intercalando entre ambos sistemas un medio alternativo de energía extra. Para ello se recurre a la ingesta, unos minutos antes de la prueba, de carbohidratos o azúcares complejos, como los polisacáridos. Sería un error (y muchos deportistas lo hacen, a su pesar) consumir azúcares simples o monosacáridos, pues son de absorción rápida y pasan directamente al torrente sanguíneo, poniendo en marcha la producción de insulina que detecta niveles altos de azúcar en sangre. En este caso la insulina se encarga de reducir drásticamente el azúcar, pudiéndose llegar incluso a niveles más bajos que los iniciales, lo que se conoce como "efecto rebote". Para evitar este efecto indeseable es más aconsejable la utilización de azúcares complejos, de absorción lenta, pues tardan algunas horas en ser metabolizados y convertidos en glucógeno disponible para ser utilizado por nuestros músculos. Esto ocurre pasadas unas horas, es decir justo en el momento que más se necesita y antes de que se ponga en marcha la "energía de reserva" proveniente de las grasas. Podemos recurrir a la maltosa, la sacarosa, la lactosa, el almidón,... presentes de forma natural en frutas, verduras y cereales, principalmente; pero existen productos de síntesis (de laboratorio), como es el caso de la maltodextrosa, que producen unos efectos inmejorables. Actualmente la podemos encontrar fácilmente en tiendas especializadas y en formatos muy diversos, como comprimidos, geles, barritas, etc. Si lo tomamos unos 10 ó 15 minutos antes de la prueba nos aseguramos su utilización para el momento crucial donde comienzan a escasear los recursos, consiguiendo que el tránsito del sistema A al B, cuando éste ocurra, sea más llevadero y progresivo. Si todo sale bien, habremos vencido al muro.

NOCTURNIS ONE. pulisa

1 comentario:

  1. Muy interesante Pulisa, y muy instructivo, como siempre demuestras que estas muy puesto en el tema.

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