sábado, 7 de julio de 2012

En verano... ¡montaña!

Podemos aprovechar los meses de verano para realizar entrenamientos por la montaña, ya que con ello se combina el trabajo de resistencia con el de potencia muscular. Las subidas cortas de mucha pendiente requieren un esfuerzo constante, de ahí que el gasto energético y el consumo de oxígeno sea mayor que en la carrera en llano, favoreciendo nuestra potencia aeróbica máxima. En cuanto a las subidas largas de inclinación suave o media, el trabajo predominante será el de fuerza, sirviendo así para reforzar el efecto de la fatiga muscular. En las bajadas largas se trabaja más la potencia del cuadriceps y si lo hacemos con zancadas amplias lo hacen también otros músculos que intervienen activamente en la propiocepción, mejorando así la coordinación intramuscular. Es decir, aprenderemos a ser más eficaces en la bajadas, haciéndolas más rápidas y más seguras; con mayor equilibrio y control y menor riesgo de padecer una caída.

Sin embargo, debes tener en cuenta que te sentirás más cansado de lo habitual, que las sensaciones serán peores y que las intensidades serán inferiores. Otra dificultad es que resulta muy difícil llevar una progresión en los ritmos, ya que las dificultades orográficas no lo permiten. Por ello los ritmos deben adaptarse constantemente, con lo que la velocidad de carrera sufrirá variaciones importantes. En cualquier caso, la dificultad del terreno y la variedad de inclinaciones y tipos de suelo que tenemos en la montaña nos permiten mejorar la resistencia y la potencia muscular, que son los puntos débiles de los corredores en este tipo de pruebas.
Pulisa

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