Bajo este título tan pretencioso cualquiera puede esperar un artículo técnico-médico sobre el tratamiento de las lesiones, pero lo único que pretendo es hablar de una experiencia personal.
Todos los que me conocéis, y algunos otros que me habéis leído, debéis saber que desde hace más de un año sufro una lesión en el tobillo izquierdo. El mal consiste en un dolor punzante entre los huesos del tobillo y el Tendón de Aquiles, dolor que durante el entrenamiento se proyecta hacia los gemelos. He visitado varios traumatólogos, cambiado plantillas, me han realizado varias pruebas diagnósticas y no se encuentra la solución. Por fin alguien me aconseja un médico especialista en los pies, al cual acudo como último recurso, y por fin me da un posible diagnóstico con solución quirúrgica, para lo cual solicita una resonancia magnética.
Hasta aquí todo normal y, claro, podéis presuponer que esta lesión me ha afectado psicológicamente. Todas las lesiones crónicas afectan al deportista cuando no ven el fin del túnel, cuando tras pasar periodos de reposo el dolor continúa, y llegamos a pensar en el abandono de nuestro deporte favorito, que no es solo cambiar de actividad, sino también a largo plazo cambio de amistades, rutinas, y modo de vida. Pero en mi caso ha sido totalmente diferente, he constatado como ha sido un estado mental el que me ha producido la lesión. Tras un cambio de vida, que no es el momento de contar, se ha producido el milagro; un cambio radical que ha hecho desaparecer el dolor en unas semanas. Las radiografías no decían nada, la ecografía no decía nada, y ahora por fin, cuando encuentro el médico apropiado, resulta que la resonancia magnética indica que tampoco tengo nada en el tobillo, pero eso si, el dolor ha desaparecido, dolor que me ha hecho realmente sufrir durante más de un año.
Hasta aquí todo normal y, claro, podéis presuponer que esta lesión me ha afectado psicológicamente. Todas las lesiones crónicas afectan al deportista cuando no ven el fin del túnel, cuando tras pasar periodos de reposo el dolor continúa, y llegamos a pensar en el abandono de nuestro deporte favorito, que no es solo cambiar de actividad, sino también a largo plazo cambio de amistades, rutinas, y modo de vida. Pero en mi caso ha sido totalmente diferente, he constatado como ha sido un estado mental el que me ha producido la lesión. Tras un cambio de vida, que no es el momento de contar, se ha producido el milagro; un cambio radical que ha hecho desaparecer el dolor en unas semanas. Las radiografías no decían nada, la ecografía no decía nada, y ahora por fin, cuando encuentro el médico apropiado, resulta que la resonancia magnética indica que tampoco tengo nada en el tobillo, pero eso si, el dolor ha desaparecido, dolor que me ha hecho realmente sufrir durante más de un año.
Por todo ello quería compartir con todos los deportistas que no solo las lesiones nos afectan mentalmente, sino que también ocurre al contrario, es decir que los problemas psicológicos, estrés, y otras situaciones inconscientes que tenemos enquistadas en el cerebro pueden somatizarse en nuestros músculos y huesos, igual que pueden aparecer fatigas, cefaleas y otros síntomas.
He encontrado este artículo para el que le interese profundizar en el tema.
PPNZ
¡Cuánta verdad en tu artículo ppnz! Me alegra saber que al final tu cambio de vida haya servido para algo bueno; como suele decirse: no hay mal que por bien no venga.
ResponderEliminarbuena imagen pulisa, yo no encontré ninguna
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