En esta entrada quiero pedir vuestra colaboración en forma de comentarios, y hay que mojarse, pues voy a tratar un tema que creo que a todos nos interesa.
El tema principal versa sobre cómo llevamos nuestro hobby del deporte con nuestras respectivas parejas, o mejor dicho, cómo afecta la familia a nuestro entrenamiento. Ante todo diremos que nuestra afición es sobre todo sana, pues cuando nos quitamos de en medio no es a un bar a tomar cubatas, ni nos vamos de marcha, ni de ligue...; sino que nos vamos a sufrir solos o con algún socio de fatigas, a patear los caminos y a sudar. Además solemos buscar aquellos momentos y horarios que menos afectan a las obligaciones familiares, por eso somos nocturnis. Sin embargo, el problema, por lo que comentamos en los corrillos, es el mismo para todos y ¡ya es hora de buscar una solución!
Concretando el tema. ¿Cuántas veces hablamos de que parece que tenemos que acumular puntos para irnos de casa a entrenar o acudir a una carrera? Propongo que establezcamos una especie de Plan Bolonia, como si de una normalización de puntos a nivel europeo se tratase, para así saber a qué atenernos. ¿Cuánto vale esa tarde de domingo sentaditos en el sofá junto a la pareja viendo en la tele "Cine de barrio"? ¿Y ese día de compras en un centro comercial empujando un carrito, aguantado prendas en el probador y diciendo que bien te sienta todo y que barato es, para no ser un aguafiestas? Y no digamos ese paseito con la suegra o una merienda obligada en tu casa porque tu cuñado pones los dulces (no digamos si no los pone...).
No incluimos las tareas propias como cocinar, lavar, tender, fregar, tirar la basura, llevar los niños a las actividades etc., pues se supone que en cada casa se tendrá establecido un régimen de colaboración nada machista. Pero la cosa se complica si tenemos en cuenta el momento familiar en que se vive, como la edad de los hijos, alguna enfermedad en la familia y otras situaciones que todos conocemos.
En primer lugar tenemos que ponernos de acuerdo y establecer los puntos necesarios para disfrutar de nuestras aficiones, sin agravios comparativos ("calzonazos"). Vamos a establecer por ejemplo un cuadro de obtención de puntos que iremos rellenando y debatiendo entre todos a través de vuestros comentarios. Más tarde nos pondremos de acuerdo sobre el "precio" que tendrán nuestras actividades preferidas en puntos;por ejemplo: una hora de entrenamiento diaria durante una semana.....50 puntos; 200 puntos por asistir a una carrera dominguera por la mañana tempranito; marathón.....300 puntos; carrera que precise pasar noche fuera de casa ......"flipa, flipa".
Como sabemos que tenemos féminas entre nuestros lectores me he referido siempre a parejas, por lo que se admiten tablas alternativas o sugerencias en sentido contrario, pues entendemos que puede resultar pesado tener que soportar nuestras horas de entreno intempestivas, ausencias, gastos en material deportivo, etc. Además el sentido de esta entrada es humorístico y por tanto puede enriquecerse con comentarios que nos puedan leer. Aquí estamos abierto a todos y a todas, faltaría más.
NOCTURNIS THREE. ppnz
Yo tengo entonces muchisima suerte porque desde hace años, mi pareja es la que me anima a entrenar y la que me acompaña a todas y cada una de las carreras donde hace desde entrenadora-masajista-reportera-etc.
ResponderEliminarSera porque antes de dedicarme a esto del correr me lo fumaba y me lo bebia todo. vamos digo yo.
El caso es que le encanta las carreras y cuanto mas lejos mejor, ya empieza a conocer al resto de sufridores y sufridoras que comparten esto del correr y quedan para tomar cafe o buscar el sitio donde aguardar mas comodamente y sin pasar mucho frio o calor todo el tiempo de espera.
Ahora que me he federado y corro en pista, todavia mejor pues esta conociendo toda andalucia y es ella quien busca hotel, restarurantes o cafeterias cercanos a la pista etc.
Por otro lado, reconozco que a veces nos pasamos de entusiastas hablando de esto y que podemos resultar incluso algo frikys, pero yo he animado a mas gente a correr que lo contrario.
Perdon por el ladrillo, pero es un tema que toca muy de cerca, si.
Odio las compras en el centro comercial, pero hay que hacerlas todos los meses... Odio ver TV basura, pero lo prefiero a ver dibujitos animados... Odio tragarme los cotilleos repetitivos e interminables, pero si no, no habría de qué hablar en las reuniones familiares... Odio a la Ikea y a su primo el Leroy, pero así puedo transformarme de nuevo en niño con el montaje de las infinitas piezas... Odio ir a la playa con la suegra, pero es bueno para su reuma... Odio a los cuñados chupópteros, pero luego me río con sus chistes... Odio gastar dinero en un regalito sorpresa, pero ello revitaliza el cariño... Odio las obras en casa (a muerte) pero reconozco que luego siempre digo ¡antes lo teníamos que haber hecho!... Odio hacer de manitas del bricolaje y la jardinería, pero hay que ahorrar y más en tiempos de crisis... Por tanto sólo se salva lo de ir a la venta los domingos, porque por lo menos yo también como. Ahora pónganle los puntos que quieran...
ResponderEliminarEste es un buen comentario Pulisa, veo que tienes problemas de oido. Oh perdón! quería decir odio.
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