sábado, 29 de marzo de 2014

IV CXM Nutrias Pantaneras. Ubrique

Más vale ser cabeza de ratón que cola de león. Este dicho popular resume bastante bien cómo he vivido la carrera, pues he ido fluctuando todo el tiempo entre la cabeza del pelotón y la cola de los máquinas que van delante. De todas formas me he sentido muy cómodo y he disfrutado enormemente de la belleza del recorrido y su calidad técnica. Lo peor la caída que sufrí en las primeras bajadas, pues al querer adelantar a otro corredor pisé la hierba mojada y resbalé de costado por una pendiente, dándome un golpe en la espinilla y rodilla de la pierna derecha. Nada importante, salvo el dolor, por lo que pude seguir en carrera sin problemas. Las pendientes muy duras y constantes desde el principio, prácticamente desde Ubrique hasta el cerca del Navazo Alto, en Benaocaz. Precisamente esta bajada es una de las zonas más peligrosas, pues a la pendiente se le une la piedara caliza mojada, lo que se convierte en una auténtica pista de patinaje.

Tras esta dificultad se inicia otro breve repecho hasta el pueblo, donde me encuentro con Miguel Angel Periñán, que al parecer va algo tocado. Sin embargo me acompaña hasta el pueblo y empiezo a notar su pronta recuperación. En la bajada hasta Ubrique por la calzada romana me freno un poco, pues hay mucha piedra mojada y no quería caerme de nuevo, por lo que lo pierdo de vista. En mitad de la calzada me encuentro a un corredor tirado en el suelo con calambres en las piernas y tras darle ánimos tiro para abajo, avisando en el primer control que me encuentro para que vayan a socorrerle. Tras esto nos meten por un sendero descendente muy rápido, con mucho barro e incluso tuvimos que cruzar un río. Enseguida se llega a las primeras calles del pueblo y por tanto la entrada en meta. 


Mis compañeros Nocturnis entraron más tarde, pero Ppnz y Naxo esperaron unos 3m. la llegada de Angelo, por lo que se llevaron la ovación del público y el reconocimiento del "speaker" por tan bonito gesto deportivo. Tras la prueba, duchita (con agua templada tirando a fría), cerveza, chorizo y plato de menudo. Luego esperamos casi hora y media para ver los resultados, pues en "Master" había posibilidades de podium, pero no pudo ser, ya que quedé 4º en mi categoría, otra vez será. Bonita carrera, me reitero, dura y técnica, como tienen que ser las carreras de montaña, y un montón de regalitos en la bolsa del corredor. Muy buen ambiente en la carrera, con caras conocidas (como Juan Antonio Domínguez, de Vejer) y un montón de compañeras del Club Montaña Chiclana, con algún que otro acompañante "viendo los toros desde la barrera". Ya de vuelta a casa en el coche comentamos que esta prueba puede ser candidata para repetirla el año que viene.


Pulisa

martes, 11 de marzo de 2014

UTSB 2014

En el pabellón donde nos acogerían reina el silencio; solo se oyen los ruidos de los bastones, plásticos abriéndose, cremalleras y sprays. Poca gente habla; todo el mundo prepara sus cosas y aguarda concentrado para la dura batalla, con el ceño fruncido y el gesto compungido ante lo que nos espera. Después de descansar un rato me visto de “romano” y aguardo la llegada de mi compañero de fatigas, ante una mezcla de incertidumbre y respeto obligado. Arranca la III edición del Ultra Trail Sierras del Bandolero (UTSB 2014).

Al poco rato llega Pedro y nos vamos lentamente hacia la plaza del pueblo donde aguardan un montón de amigos, conocidos y nuestro compañero Ppnz para inmortalizar estos momentos en video. La tarde nos regala una temperatura suave y un ligero viento apacible; buenos augurios para la contienda. Una vez tomadas las fotos de rigor con los bandoleros nos dirigimos al cajón de salida desde donde sigo muy concentrado (traducción: "acojonado") ante la inminente salida. Ésta se da con una puntualidad británica y a las 18,00 h. suenan las tracas y los disparos de los trabucos y arcabuces, mientras una serpiente multicolor avanza por las empinadas calles del pueblo hacia un futuro incierto.


Las piernas se van solas, no puedo frenarlas por más que Pedro me diga que hay que reservar las fuerzas. Aprovecho para evacuar líquido en una curva y allí me encuentro otra vez con mi compañero para llegar a la primera parada: El Bosque. Ppnz nos espera, cámara en mano, para registrar el momento y de paso echarme la bronca para que no me entretenga mucho en el avituallamiento, como siempre. Preparo los bastones, pues en breve estaremos subiendo el famoso cortafuegos...

Poco antes de las 22,00 h. llegamos al Puerto del Boyar para pasar el control y reponer líquidos y sólidos. Como es costumbre en este sitio se nota ya algo de frío, por lo que me pongo la chaqueta y tiramos hacia Villaluenga. El ritmo es bastante cómodo y aun el cuerpo va con suficiente fuerza. Tras acometer la enorme bajada hacia el pueblo (ya clásica) entre un reguero de luces blancas y rojas, llegamos rozando las 01:30 de la mañana. Parada corta y seguimos adelante, eso sí, con dos vasos de caldo de puchero calentito en el cuerpo. Allí nos encontramos con Javi el bombero y María, pues participan como equipo mixto, y continuamos con ellos hasta el refugio de Líbar. En ese control nos esperaba un café calentito que por lo menos a mi me vino de perlas y nada más salir Pedro y yo iniciamos un trote suave sin parar hasta Montejaque. Muy buen rollo en este avituallamiento, o al menos eso me pareció, con lo que salí de allí bastante eufórico hacia Ronda. La subida a La Ermita fue un visto y no visto de lo bien que íbamos y enseguida nos encontramos camino de Ronda, con su habitual subida larga y cansina. En ese punto coincidimos con otros dos corredores: Juan Antonio Gil, del Club Deportivo Androx de Huelva, y otro chaval que creo que se tuvo que retirar más adelante por problemas en la rodilla. Es ese chaval el que me dio un apósito especial para quemaduras que me puse en la planta del pie derecho, la cual llevaba ya con mala pinta. Le estoy enormemente agradecido, pues retrasó bastante la ampolla que no saldría hasta Cortes y ello me permitió seguir la carrera bastante bien. Desde aquí le doy las gracias y si le llega esta información le pediría que por favor se pusiera en contacto conmigo para dárselas personalmente.


Salimos de Ronda, como siempre a buen ritmo, y bajando por la "Cuesta del cachondeo" me entra un apretón (raro en mí) que me obliga a dejar por allí un buen recuerdo. Más adelante encontramos a un fotógrafo que inmortaliza nuestro paso por el Tajo de Ronda, junto a otros compañeros de viaje, y continuamos hacia Benaoján. Vamos un grupito de 10 o 12 corredores, pero al iniciar la subida por la zona de la Cueva del Gato me escapo en solitario y espero al grupo, Pedro incluido, en la estación de Benaoján. Me encontraba muy bien e iba como una moto. Sin embargo mi compañero llevaba ya algunas molestias en los cuadriceps por lo que bajamos el ritmo, lo cual me sirvió para reservar fuerzas que me vinieron muy bien hacia el final. El tramo hasta Cortes lo hago en solitario, pero esperando a mi compañero en todos los avituallamientos, pues fue lo que habíamos pactado inicialmente. En Cortes las ampollas ya son casi evidentes en ambos pies, por lo que me coloco sendos compeeds que me alivian bastante y me cambio de ropa (mallas Hoko, compresoras y manga corta). Tras comer, pues eran las 14:30 aprox., seguimos adelante (siempre adelante). La subida hasta Sierra Blanquilla se hace muy dura, pues ya llevamos casi 100 Km. en las piernas y todos sabemos lo empinada que está esta pista. Desde el puerto se inicia un rápido descenso hasta los Llanos de Líbar y de nuevo me quedo solo. Os va a parecer mentira, pero mis piernas se iban solas. No se si fue el no parar de comer y beber, las sales, el entrenamiento, los ánimos o una mezcla de todo ello, pero el caso es que me encontraba perfectamente para lo que ya llevábamos recorrido (eso no quiere decir que no acusara cansancio, obviamente) y sin hacer uso aun de ningún gel. En Villaluenga me cambio de ropa para pasar la segunda noche y en esto que aparece de nuevo mi compañero infatigable. Él sí que es un valiente, pues terminó la edición anterior con la lluvia intensa que caía y en esta ha sido capaz de terminar con los cuadriceps tocados; vaya desde aquí mi admiración y respeto. Al poco rato nos encontramos con Alberto, quien nos da palabras de ánimo y nos acompaña hasta el final del pueblo, lo que es de agradecer.

Desde aquí iniciamos la subida hacia Charca Verde y sin darme cuenta veo tras mí a un grupo de corredores que iban ya desesperados con tanta subida. Me convierto en guía improvisado de ellos y sin perderme, cosa rara, los llevo hasta el mismo Grazalema, llegando a eso de las 22,00 h. He de agradecer a los/as voluntarios/as de ese avituallamiento, pues había comida en abundancia: patatas fritas, aceitunas, salchichón, queso, cuscús (sí, no es broma), y un licor parecido al pacharán que lógicamente no me atreví a probar. Tras la espléndida recarga enfilamos la pista, subidón incluido, hasta el Puerto del Boyar. En entonces cuando nos volvemos a encontrar con el chaval de Huelva que iba muy tocado de su rodilla derecha, pues al parecer se lastimó bajando hacia Grazalema, y ya le acompañamos hasta el final. El trayecto hasta Benamahoma se hace muy pesado; interminable. Para colmo algunas zonas se encontraban llenas de barro, lo que nos hizo pegar algún que otro resbalón (también estaba a la ida, pero estas alturas cualquier mínima contingencia se convierte en un obstáculo). Al llegar a Benamahoma encontramos a nuestra compañera Yeye y a un grupo de chavalas muy simpáticas (las mismas del año pasado, aunque no todas) y nos dieron palabras de aliento y un espléndido bocadillo de tortilla. No se cuál de las dos cosas me dio más fuerza, la verdad. Luego Yeye nos acompañó hasta el carril que conduce al sendero que une esta población con El Bosque a través del río Majaceite (gracias Yeye) y sin problema alguno llegamos a esta población. En una hora escasa llegamos, no sin antes despistarnos porque algún gracioso, ya que por allí estaban celebrando el Carnaval, giraría una señal y en lugar de tirar hacia la derecha lo hicimos en dirección opuesta. Menos mal que conocemos la zona y pronto llegamos a la Venta Julián, aunque el avituallamiento se encontraba justo en frente. Allí perdimos poco tiempo, pues tenían la calefacción alta y ya sabemos de los peligros que ello conlleva, sobre todo si te acomodas.

Como “fin de fiesta” nos tenían preparada otra pista de subida muy pronunciada que nunca acababa. Veías arriba del todo la baliza y al llegar encontrabas otra baliza mucho más arriba, y cuando llegabas, otra baliza mucho más arriba…, y así sucesivamente. Para colmo, cuando acaba la pista y crees que todo ha terminado hay que pasar una zona de barrizales tremenda, pero a estas alturas de la película ya todo nos da igual; agachas la cabeza, aprietas los dientes y “to palante”. Cuando menos te lo esperas cruzas un túnel y ves las primeras luces del pueblo (lo más parecido a una aparición mariana) y entonces grito a mis compañeros ¡no me lo puedo creer!, y es que llevaba bastante tiempo luchando contra el sueño y experimentando visiones alucinógenas (sin haber fumado nada). Tras el último e importante subidón (para variar) llegamos a la calle desde donde se vislumbraba la meta. Pedro y yo, sacando fuerzas de flaqueza, decidimos echar a correr, pero la rodilla de Juan Antonio dice que mejor otro día. La aventura llegaba a su fin tras 36h 47m, 150 Km. y 11.000 m. de desnivel acumulado, a eso de las 06:45 h. de la mañana. Al llegar a meta nos fundimos en abrazos y felicitaciones, foto de rigor y recogida de soft-shell de fisnisher, medalla y diploma. Uno de la organización nos dice: “¡muy bien, pues nada, hasta el año que viene!

No se si se volverá a hacer el año que viene; en este momento lo que toca es recuperar y disfrutar  de todo lo vivido, aunque también, y aunque resulte paradójico, he disfrutado muchísimo durante la carrera. En estos momentos me acuerdo de las palabras de ánimo de José Ángel los día previos que me decía que disfrutara cada metro, y puedo decirle que así ha sido. Gracias.

Agradecimientos: quisiera agradecer a mi familia, especialmente a Paqui, mi mujer, por su comprensión y paciencia en mis largos entrenos; a mi entrenador, Octavio Pérez, sin el cual no hubiera sido posible disfrutar como lo he hecho; al gimnasio Costafitness, donde he preparado mi musculatura; a Blanes Chiclana, por la suplementación y las sales que me han dado la vida; a mis compañeros del Club Marathon Nocturnis que han estado pendientes en persona o vía Whatsapp en todo momento; a mis familiares, amigos y conocidos vía Facebook; por supuesto, a la excelente organización del UTSB 2014, a cargo del Club de Senderismo Tritón y a todo@s los que han creído en mi. Gracias a tod@s.

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Pulisa