El día previo a la carrera lo pasamos en un ambiente muy relajado y distendido. Después de dejar las cosas en el hostal de diseño minimalista nos dirigimos a recoger nuestro dorsal y luego anduvimos de tapas por una maravillosa Ronda que huele de maravilla en los albores de la primavera. Entre el incipiente azahar de los naranjos, el olorcillo a incienso quemado de algunas callejuelas, anunciando la cercana Semana Santa, y el perfume de sus espléndidas mujeres, lo cierto es que andábamos por allí casi en estado hipnótico. Aunque hipnotizados de verdad quedamos tras tomarnos las primeras cervezas y probar un excelente plato de surtido de pinchos en uno de los bares más céntricos y concurridos de la ciudad de los bandoleros. El colofón final lo puso un sobresaliente cubata que nos tomamos en un pub cercano a nuestro hostal minimalista, pues ppnz lo había puesto en el foro el día antes y claro, lo prometido es deuda. Lo cierto es que nos vino muy bien para conciliar el sueño; lo que no se si fue uno de los culpables del infierno que sufrí al día siguiente y que a continuación paso a relatar.
El día amaneció con unas nubes inciertas y las calles mojadas, evidencia de algunos aguaceros caídos durante la noche. Tras ver la salida de los ciclistas, por cierto impresionante, nos situamos en el cajón de salida dispuestos a disfrutar de nuestra última aventura. Pero la primera en la frente… Nada más salir comenzamos a encontrarnos con unos tímidos charquitos que pronto se convirtieron en un auténtico lodazal. Los corredores agolpados en los márgenes del camino, porque el centro era totalmente intransitable, íbamos entre maldiciones y bromas sorteando las balsas de agua, barrizales, piedras, resbalones, etc. Alguien dijo: ¡esto sí que es una auténtica lucha en el barro! Lo bueno vino cuando nos encontramos una balsa de agua inmensa ocupando todo el camino, así que a dolor y por el centro, sin pensarlo dos veces. Lo cierto es que a pesar de todo, como dice sirfankye en el foro, disfrutamos como un cochino en un charco, pero pronto vendrían las consecuencias…
Tanto lodazal, bajadas de infarto, frenando a base de cuadriceps para no pegar un resbalón, y subidas de vértigo con más y más barro pegado en los zapatos hicieron mella allá por el kilómetro 20, donde la mayoría estábamos ya “listo papeles”. Yo andaba con unos dolores terribles en los aductores que me obligaron a tomar un Ibuprofeno, Manolo hizo lo propio porque empezaba a tener dolor en las piernas, Santi se quedó sin fuelle, Juan Antonio y Javier se descolgaron… En fin, una auténtica escabechina. Ahí continuamos agrupados unos cuantos, hasta que más o menos en el kilómetro 30 se descolgó Jóse por detrás y Pedro por delante, el más fuerte de los Nocturnis en la carrera y el primero de nosotros en cruzar la meta (enhorabuena, Pedro). Luis, Manolo y un servidor fuimos sufriendo una barbaridad desde el kilómetro 30 hasta la meta. No teníamos fuelle, no éramos capaces de correr seguido, ni con una ligera pendiente…, en cuanto uno de los tres se paraba automáticamente nos parábamos todos. Si uno se quedaba descolgado bajábamos un poco el ritmo para que se volviera a acoplar, y así con el cuerpo hecho trizas, el rostro desencajado y maldiciendo la dureza de la prueba pudimos terminar los 43 interminables kilómetros con un honroso tiempo de 5 horas, y 10 minutos, que no está nada mal.
La última cuesta, ya en Ronda, fue durísima, pues valga como anécdota que algunos ciclistas no podían ni subirla, incluso un marchador tuvo que empujar a una ciclista para que pudiera continuar (¿o fue para verle el culo?). Sin embargo cuando divisamos la Alameda del Tajo nos vino un tremendo subidón que hizo que entráramos en meta con un paso bastante alegre y olvidando todas las penalidades de la carrera. Así que, como dice el título de la entrada, hasta otro año, Homenaje. Pincha aquí para ver las fotos.
NOCTURNIS ONE. pulisa
Muy buena cronica. Añadiria: el buen ambiente entre corredores y publico; una buena organizacion, no nos falto de nada en los avituallamientos; y un recibiento muy grato, rodeado entre aplausos en señal de reconocimiento que te hace estar envuelto en una nube, y aunque llegues falto de fuerzas se te olvida todo y te pegas la carrera final. Simplemente emocionante.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo con Pedro. Este fue mi primer maratón y los que lo han recorrido saben lo duro que ha sido, sin embargo después de subir la "peaso" cuesta donde está la casa del Rey Moro, lo normal seria que hubiese llegado arrastrandome hasta la meta, sin embargo el público hizo que toda la alameda del Tajo la hiciera sprintando, y los que me conocen saben que yo no soy capaz de acelerar ni en la meta de las carreras cortas. Estupendo, me apunto para la próxima.
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