El dolor de espalda

Los corredores a menudo sufrimos de dolores de espalda, siendo los localizados en la zona lumbar los más frecuentes. Este dolor puede tener varios orígenes, pero citaré los más habituales. En primer lugar nos podemos encontrar con un pinzamiento del nervio ciático, el cual comienza en la zona lumbar y se extiende a lo largo de toda la pierna. Puede ser una sensación der entumecimiento o un dolor agudo que se extiende desde la espalda hasta la pierna y que nos puede dejar postrado durante meses. Otras veces se puede sufrir una contractura violenta de los músculos de la zona lumbar (cuadrado lumbar, glúteos, tensor de la fascia lata, psoas iliaco y oblicuos) pero la sintomatología mejora bastante con el reposo y la ayuda farmacológica,  a base de relajantes musculares e inyectables como el Inzitan, perteneciente al grupo de medicamentos antiinflamatorios y antirreumáticos asociados con corticoides. El tercer causante, y el que sufre nuestro compañero romorgo, es la hernia discal. 

La hernia discal es una anomalía o lesión producida por la degeneración del disco intervertebral. Las principales causas que originan una hernia discal son la degeneración o envejecimiento articular, los microtraumatismos (por un mecanismo repetitivo de flexión-extensión del tronco),  por movimientos de rotación continuados en el tiempo (profesiones donde se está mucho tiempo sentado, realizando contínuos cambios de dirección y usando sillas giratorias...), por exceso de peso y volumen corporal, o por atrofia de la musculatura paravertebral (menos frecuente). No obstante existe una delgada línea entre los orígenes descritos, pudiendo coincidir más de una al mismo tiempo. Por ejemplo es frecuente la comorbilidad del dolor de ciatica con la hernia discal, o ésta con contracturas de la zona lumbar.

De todos modos trataremos de establecer las posibles causas desde la óptica de corredores de fondo que somos. Según Bob Glover, autor de numerosos manuales para corredores, entre los principales causantes del dolor de espalda tenemos el estrés, la falta de flexibilidad, desequilibrios musculares, discrepancia en la longitud de ambas piernas, el sobreentrenamiento, zancadas muy largas, desviaciones de columna (escoliosis), deteriroro intervertebral, sobrepeso y malos hábitos posturales. Como tratamiento propone ejercicios de relajación, masajes, baños calientes, antiinflamatorios, plantillas ortopédicas y, como último recurso, la cirugía. Se puede ayudar con ejercicios de fortalecimiento, tanto de la zona lumbar como, y quizás más importante, de la musculatura abdominal; ya que el recto del abdomen al ser antagonista de los lumbares realiza un papel fundamental en la estabilización de la pelvis, favoreciendo así la recuperación de la zona lumbar dañada. Por último propone ejercicios de estiramiento, como suspensiones, extensiones, enrollamientos..., así como la práctica de la natación, especialmente los estilos crol y espalda.

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