A menudo la inversión más importante que hace cualquier corredor de fondo es comprarse un buen par de zapatillas, pues debes considerarla una herramienta básica para tu entrenamiento y no un objeto de ostentación. Es por ello que su elección ha de ser fundamental, aunque sin escatimar en cuestiones económicas, pues a la postre va a reducir el gasto en ortopedia, fisioterapia o fármacos. Cada vez que das una zancada, la fuerza del impacto de tu pie contra el suelo viaja desde la planta de tu pie hacia todo tu cuerpo. La función de las zapatillas para correr, entonces, es la de proteger tus pies, tobillos, rodillas, cadera y hasta tu espalda de toda esa tensión.
Las zapatillas deben proporcionar 5 aspectos básicos: flexibilidad, amortiguación, control del movimiento, comodidad y durabilidad. Sin embargo el paso más importante al escoger las zapatillas correctas para correr es la capacidad de determinar tu propia biomecánica, o en otras palabras, saber cómo te mueves. Así distinguimos 3 grupos de corredores:
1. Supinadores: los que aterrizan en el talón y avanzan apoyándose en el lado exterior del pie.
2. Pronadores: al contrario, los que avanzan apoyándose en el lado interior del pie.
3. Neutros: no tienden a girar, sino que el pie se mantiene en una posición neutra o central.
También si eres un corredor que supera los 80 kg. de peso has de saber que necesitarás amortiguación extra y por tanto un calzado específico para esta circunstancia. En cualquier caso lo mejor es ir a una tienda especializada en zapatillas para correr, donde los vendedores podrán asesorarte sobre qué zapatillas se ajustan mejor a tu tipo de movimiento. Por otro lado, una zapatilla puede estar perfectamente diseñada, pero no hará su trabajo si no te queda correctamente. Cuando te la pruebes, camina e incluso corre un poco para sentirlas, pues debes encontrarte cómodo con ellas. La distancia entre el extremo de los dedos y la punta de la zapatilla deberá ser un poco más corta que el ancho del pulgar de tu mano.
También es interesante alternar dos pares de zapatillas, pues hay estudios que evidencian que unas zapatillas usadas por turnos tiene un 80% de capacidad de amortiguación tras 60 recorridos de un promedio de 8 km., en comparación con sólo el 60% de aquellos que han un usado un único par. Al correr las suelas se comprimen, necesitando de 24 a 48 horas para expandirse nuevamente hasta alcanzar su capacidad de amortiguación normal.
Por último, debes aprender a cuidar bien tus zapatillas, por lo que debes airearla muy bien tras cada entrenamiento o carrera y evitar exposiciones prolongadas al sol o al frío. Otros consejos son secar bien las zapatillas tras una jornada de lluvia o carrera por terreno mojado, usar calcetines transpirables para evitar la acumulación de sudor o limpiar tus zapatillas a mano con un cepillo blando, en lugar de utilizar la lavadora. Tampoco debes utilizar tus zapatillas de correr para llevarlas puestas todo el día y mucho menos para usarlas en otros deportes.
Las zapatillas deben proporcionar 5 aspectos básicos: flexibilidad, amortiguación, control del movimiento, comodidad y durabilidad. Sin embargo el paso más importante al escoger las zapatillas correctas para correr es la capacidad de determinar tu propia biomecánica, o en otras palabras, saber cómo te mueves. Así distinguimos 3 grupos de corredores:
1. Supinadores: los que aterrizan en el talón y avanzan apoyándose en el lado exterior del pie.
2. Pronadores: al contrario, los que avanzan apoyándose en el lado interior del pie.
3. Neutros: no tienden a girar, sino que el pie se mantiene en una posición neutra o central.
También si eres un corredor que supera los 80 kg. de peso has de saber que necesitarás amortiguación extra y por tanto un calzado específico para esta circunstancia. En cualquier caso lo mejor es ir a una tienda especializada en zapatillas para correr, donde los vendedores podrán asesorarte sobre qué zapatillas se ajustan mejor a tu tipo de movimiento. Por otro lado, una zapatilla puede estar perfectamente diseñada, pero no hará su trabajo si no te queda correctamente. Cuando te la pruebes, camina e incluso corre un poco para sentirlas, pues debes encontrarte cómodo con ellas. La distancia entre el extremo de los dedos y la punta de la zapatilla deberá ser un poco más corta que el ancho del pulgar de tu mano.
También es interesante alternar dos pares de zapatillas, pues hay estudios que evidencian que unas zapatillas usadas por turnos tiene un 80% de capacidad de amortiguación tras 60 recorridos de un promedio de 8 km., en comparación con sólo el 60% de aquellos que han un usado un único par. Al correr las suelas se comprimen, necesitando de 24 a 48 horas para expandirse nuevamente hasta alcanzar su capacidad de amortiguación normal.
Por último, debes aprender a cuidar bien tus zapatillas, por lo que debes airearla muy bien tras cada entrenamiento o carrera y evitar exposiciones prolongadas al sol o al frío. Otros consejos son secar bien las zapatillas tras una jornada de lluvia o carrera por terreno mojado, usar calcetines transpirables para evitar la acumulación de sudor o limpiar tus zapatillas a mano con un cepillo blando, en lugar de utilizar la lavadora. Tampoco debes utilizar tus zapatillas de correr para llevarlas puestas todo el día y mucho menos para usarlas en otros deportes.
NOCTURNIS ONE. pulisa
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